domingo, 14 de agosto de 2011

Líquido


Ya pasaron semanas desde que volví, pero no sé qué decir, no me siento diferente, nunca escuche un click, quizás nunca lo escuche, quizás es todo un invento Hollywoodense, demasiados quizás. No los necesito, en este momento, más que dudas necesito certezas, porque en vez de dar dos pasos, retrocedo tres. Ahora, encima de todas las cosas, no sé quién soy, no sé si estoy haciendo lo correcto, no distingo lo bueno de lo malo. Como alguna vez canto Lilly Allen, "...that doesen't metter couse i'm packed in plastic, and that's what makes my life so fucking fantastic". Antes, en otro verso de The Fear dice, "i wanna be rich and i wont lots of money, i don't care about claver, i don't care about funny". Cada vez lo pienso y cada vez más lo acepto, soy un objeto, ya no vivo en una sociedad de humanos, sino de objetos, objetos que deben saber cómo ser, actuar, vestirse, hablar, moverse. Objetos que están definidos por los objetos que poseen, "dime qué usas y te diré quién eres", "dime qué tienes y te diré cuanto vales", si, es enfermizo, destructivo, injusto... ¿Pero que duele más? ¿Intentar convencerme de algo diferente, o simplemente aceptarlo, sacarle provecho, y vivir mi vida sin sufrir intentando convertirla en algo que nunca va a llegar a ser?. Mi madre intenta convencerme de que un corazón de oro es lo más importante que podemos tener, que sin él no podemos ir a ningún lado, pero yo no quiero un corazón de oro, quiero una Visa de oro. Pero, ¿cómo llego a la Visa de oro? ¿Estoy dispuesto a tirar mi corazón, a dar la espalda a mis valores, a mi familia, a mi hogar, a mi origen. Dejar todo a un lado y ser un hombre líquido, con un corazón púrpura, insoluble?

No hay comentarios:

Publicar un comentario